EL INSONDABLE MISTERIO SOBRE EL CREADOR UNIVERSAL

Escribir sobre este tema es algo inusual, porque conlleva el riesgo de herir la susceptibilidad de la gente, pues cada quien concibe a dios de diferente manera, y por lo tanto, no existe una sola versión que deje satisfechos a todos, pues tanto el hombre honesto, como el más desalmado criminal, invocan a un ser superior y claman su ayuda, sin primero definir si merecen la protección de la Divina Providencia.

Dios fue el primer nombre que se dio a nuestros ancestros, que presentían la existencia de un ser superior, e imaginaban que su líder muerto era el intermediario entre esa deidad y ellos. porque aquel hombre  tenía la habilidad de guiarlos y salir triunfante en su lucha tanto con la Naturaleza como con las fieras, y lo mantenían insepulto y le pedían ayuda, porque presentían que lo que animaba aquel cuerpo, los seguía protegiendo.

Como era natural cada tribu tenía una adoración diferente, y ésta los separaba y originaba antagonismos y luchas fratricidas, y se daba el caso de que una joven se comprometiera con un mancebo de una tribu rival, y para evitar problemas, cuando se unían hacían el juramento diciendo “tu  tribu será mi tribu y tu Dios será mi Dios”, cediendo una u otro en un acto de comprensión y sensatez.

Con el tiempo el pensamiento evolucionó y en la época de Abraham se les dio el nombre de Jehová, que en el antiguo hebreo quiere decir Padre, porque el politeísmo estaba en todo su apogeo, y en tiempo de Moisés, con el Decálogo pretendió terminar con la idolatría, más el pueblo instigado por los sacerdotes judíos prevaricó, y la Ley del Sinaí quedó encerrada en el Arca de madera, pero no en el arca de su corazón, y hay que hacer notar que el Decálogo fue adulterado, agregándole palabras que alteran notablemente su significado, pues donde ordena “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” dice además “Y aborrecerás a tu enemigo”.

Así llegamos a la era de Jesús de Nazareth, que no fundó religión alguna, pues su templo estaba al aire libre, en las plazas y el callejón, y como sabemos predicaba el amor, la libertad, y fustigaba a los sacerdotes judíos, a los que echó del templo a latigazos, llamándolos “Sepulcros blanqueados”, “Comerciantes de las cosas divinas” etc., por lo que se ganó el odio de los pontífices Anás y Caifás, quienes azuzaron al populacho a que pidieran su crucifixión, aunque la Biblia adulterada a conveniencia de la religión, culpa a Poncio Pilatos, siendo que éste trató de salvarlo, pero el Nazareno no quiso, pues sabía que aunque huyera, no descansarían hasta eliminarlo.

¿Y qué pasó con Jesús?, lo hicieron Dios después de sacrificarlo, y quedó como Jesucristo, y segunda persona de la trinidad absurda de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Y ese hecho se hizo ley, primero los asesinan y luego las santifican, o les erigen la estatua correspondiente.

Y así vemos que en el Orienten veneran a Alá, Mahoma, Buda, Brahma, Confucio, y tantos dioses como idiomas hay, y me imagino que todos tienen rituales distintos, y se olvidaron del único Dios que existe, aquel que no se inmuta por las maldades de sus hijos, porque Él está muy por encima de las flaquezas humanas

Lo que sucede es que “El león cree que todos son de su condición” y a su Dios le atribuyen sus defectos, y lo pintan lleno de ira y rencor, y castiga sin piedad y todo lo perdona, hace cuanto quiere sin reglas ni condición, mata a sus hijos y se lleva sus almas con Él caprichosamente, sean niños, Jóvenes, ancianos, etc., y la explicación que dan es que ”es porque los necesita a su lado”.

El Dios que los espiritistas adoramos es el “Dios Amor” cuyo nombre es Eloí, siendo perfecto no castiga ni perdona, y nos dio a toda la humanidad una sola orden “Ama a tu Hermano” y una sola ley el Amor, y de ella emanan las leyes de Justicia, Afinidad, Compensación y Libertad. Es nuestro Padre Omnipotente, todo lo puede dentro de su Ley, Omnímodo, todo lo abarca, Omnipresente, está en todo el Universo, y es también Omnisciente, todo lo sabe, y con su ojo escrutador todo lo ve. Inútil es que que tratemos de ocultar ante los demás nuestras maldades, si no escapamos a su escrutinio.

Por todos estos atributos del Padre Eloí, El no tiene forma alguna, es el único ser increado y su Naturaleza es el único misterio que el hombre no puede descifrar, por lo demás nuestro espíritu es su hijo consubstancial, por lo que está en nuestro interior presenciando nuestros hechos buenos y malos, sabiendo que caminamos rumbo a la perfección, pues en cada existencia vamos afinando nuestra alma y mejorando nuestra conciencia y cometiendo menos errores o pecados como se les conoce vulgarmente.