Yo no puedo ni podría ser ateo
Porque al Dios Amor doquier lo
veo.
Lo veo en el agua cristalina,
Lo veo en el ave cantarina.
Lo veo en la fealdad y la
belleza,
En la mansedumbre y la fiereza.
En el titilar de las estrellas,
Y pensar que todas ellas,
Mundos son aunque no lo creas,
Con Humanidades, aunque no las
veas.
Dios es amor, ternura y
comprensión,
Y nos educó en el dolor, y en la
razón,
Vemos al Padre que luz nos diera
Como las flores en Primavera.
Único sabio, perfecto y santo,
A quien yo elevo mi canto,
Porque Él es el Arquitecto,
De todo el infinito Universo.
Tiene muchas moradas, dijo Jesús,
Sí aquel que clavamos en la cruz.
Mundos unos iluminados,
Otros oscuros y retrasados.
Dios es Amor, pero nosotros lo
hicimos,
Un Dios cruel, y sólo en Él
vimos,
Castigo, perdón, venganza y
codicia,
Mas Él no tiene defectos ni
malicia.
Nos ordenó amar a nuestro
hermano,
Porque está dentro de cada
humano.
Pues Él es la vida, que es la
chispa divina,
El espíritu, hombre, que a tu
cuerpo anima.
Así concibo al Dios Amor
disperso,
Abarcando todo el Universo.
Más a Él le cuadra el nombre de
Padre,
Porque sus hijos somos, y nuestra
madre,
Es la amorosa Naturaleza.
Él es el Padre ELOÍ, en toda su
grandeza.
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