El infinito Universo, la
Creación, el Cosmos, todo se ignora sobre su origen, y se reduce a la teoría
científica que lo explica a su manera. Lo imaginamos, lo intuimos, lo llevamos
a la ciencia ficción, porque constituye un misterio, al igual que la naturaleza
del Creador, nuestro Padre. Sólo sabemos de Él, que abarca con su energía y
presencia todo el Universo, y en todo lo que tiene vida y movimiento está Eloí.
Los científicos dicen que el
Universo procede de un todo, que en un momento dado hizo explosión (El Big
Bang), hace unos 13,500 millones de años, y con sus partículas se formaron las
estrellas, que por las noches vemos titilar, No vamos a discutir sobre esta
aseveración, porque ignoramos en qué se fundan para ello, más no encontramos
esta teoría racional.
Sobre la creación del Universo,
sabemos que lo primero que nuestro Padre creó fue el Éter, única substancia que
existe, que contiene todos los átomos que constituyen toda la materia. Luego
emanó de sí mismo una legión de espíritus, que ordenarían todo este
rompecabezas molecular, para formar los Soles generadores de los gérmenes
telúricos, para la creación de los mundos de los Sistemas Solares, con estos sistemas
se integraron las Constelaciones, con éstas se constituyeron las Nébulas,
después las Nebulosas y los Planos, que por miríadas gravitan en el Cosmos,
pero la Creación sigue y no acabará jamás, porque los mundos centrales generan
gérmenes telúricos, que mañana serán mundos con humanidades.
Sí, porque el hombre es más
grande que el Universo, y para él se creó el edificio universal, porque qué
caso tendría tanta grandeza planetaria, para que sólo la Tierra, un mundo
microscópico estuviera habitado por una humanidad tan atrasada como ésta, que
sería la vergüenza universal, si no supiéramos que los mundos son como las
aulas de una escuela. Que unos son de primer grado, segundo, tercero, cuarto,
etc., hasta el infinito en sabiduría y que en todos hemos de estudiar, hasta
graduarnos de Maestros, como hombres y espíritus.
Entre más luz emite un mundo, es
signo de progreso de su humanidad, porque hay miríadas de mundos opacos y
reflejan el atraso de su población. Así es la escala del progreso, mundos
embrionarios, donde el hombre no tiene forma, es un embrión, una masa amorfa,
de ambos géneros, y sin embargo, procrean y viven. Otros son de Prueba. Aquí ya
saben que existen, y en ascenso sigue el mundo Primitivo. En éste todavía
tienen la sangre tan espesa, que apenas circula. El agua es rojiza, los mares
agitados, los terremotos latentes y los volcanes en erupción. De aquí sigue el
mundo de Expiación, como la Tierra lo fue antes del Juicio Final. De este mundo
en adelante todas sus humanidades viven en fraternidad.
Las distancias interplanetarias
son tan enormes, que anonada su magnitud. Se miden por años-luz. La luz viaja a
una velocidad de 385,000 kilómetros por segundo. De manera que la luz recorre
en un año una distancia de 9 billones, 485 mil millones de kilómetros,
aproximadamente. Sión (Sirio), dista de nosotros 22 años-luz. La Estrella Polar
50 años-luz, etc.
Por esto yo creo, y estoy seguro,
de la imposibilidad de los viajes interplanetarios. Los mundos más cercanos son
Marte y Venus, 58-60 millones de kilómetros, y no están fijos, viajan en su
órbita a velocidades ultrasónicas. Y para darnos una idea, la Tierra se
desplaza a una velocidad de 100,000 kilómetros por hora. Una nave espacial
tendría que romper la gravedad terrestre, cosa que la Luna no puede sustraerse
a esta fuerza, viajar a más de cien mil kilómetros. Saber en qué punto espacial
se encontraría con Marte, y evitar el encontronazo, originado por su gravedad,
que no es igual a la de la Tierra.
A esos y a otros mundos sólo
puede ir el espíritu del hombre que tenga la facultad del Desdoblamiento y la
Videncia, y su potencia espiritual lo permita, y autorizado por la Ley de las
Armonías, o sea en viaje de estudio, pues el espíritu se desplaza a la
velocidad del pensamiento, que es instantánea, pues es inmaterial y etéreo.
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