Despojémonos de fanatismos,
ignoremos los evangelios; la Biblia, que la califica el Maestro Joaquín
Trincado, como “UNA COPIA DE LAS COPIAS COPIADAS”, y veamos con las luces de la
razón, la verdad y el pensamiento sereno, lo que llaman la SEMANA SANTA, que
lejos de serlo, se aprovecha para el asueto y la diversión con sus vicios e
inmoralidades paganas.
En primer lugar el día en que
sucedieron los hechos funestos, en el Gólgota, casi nunca coincide con el
viernes 28 de marzo, que ocurrieron a las 12:00 horas del año 33, de esta era
apócrifa, cuando se escuchó el martilleo brutal, al clavar en la cruz, a Jesús de Nazareth, un hombre
cuyo pecado mortal, fue predicar el Amor, la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad
y la Justicia.
Después de ser coronado Rey de
Judea, apoyado por el Príncipe de Ur y su numeroso ejército, como es sabido,
Jesús renunció, porque hubo algunos enfrentamientos, donde corrió la sangre,
con lo que el Galileo no transigió. Esto fue tomado por el populacho, como un
signo de debilidad, el mismo pueblo que le había sembrado el camino con arcos y
flores, después lo condenó al patíbulo en forma de cruz, en lugar de un ladrón.
Fue un hombre extraordinario, un
revolucionario, un libre pensador, menos un santo y un dios, como la ha hecho
la religión, y lo demostró cuando echó del Templo a los sacerdotes corruptos,
que comerciaban con las cosas divinas, como en la actualidad lo hacen sus
colegas. Con esto firmó su sentencia de muerte. Se inició una persecución
infame, que culminó con la traición de Judas Iscariote y su crucifixión, como
es sabido, a pedido del populacho, azuzado por los Pontífices Anás y Caifás.
En segundo lugar, lejos de
conmemorarse con tristeza y dolor ese crimen bestial, sirve este período para
dar rienda suelta a toda clase de orgías y bacanales, tanto así, que el mismo
Gobierno reparte miles de preservativos a los vacacionistas, que atiborran las
playas y destinos turísticos, dejando millones de pesos al Gobierno, hoteleros,
etc., etc.
En tercer lugar, después de
asesinarlo lo hicieron dios, Jesucristo, Unigénito, y segunda persona de una
trinidad, tan absurda, como la historia de su nacimiento, vida y milagros, que
caen en el escenario de la mentira y la falsedad.
Durante su peregrinar predicando
su doctrina los sacerdotes le pusieron el mote de Cristo, que en el antiguo
hebreo significa peligro, y eso era para la religión judía, porque ilustraba al
pueblo sobre sus derechos, pues tanto el poder civil como el religioso, lo
tenían sometido a sus designios.
Pasados varios siglos, en el año
325, Manuel I, antiguo Obispo de Roma, junto con Constantino, otro criminal de
igual ralea, fundan la religión Católica, con los libros, ritos y dogmas, de
las 7 principales religiones de esa época, que previamente habían sido
convocadas para tal fin, bajo la promesa de hacer un Código Universal, que
todavía están esperando. Este primer Papa, como se hizo nombrar, y fue borrado
de la Historia, inventó el Jesuscristo, apocopado Jesucristo, y lo hizo dios de
esta funesta religión de los santos, las Cruzadas, la Santa Inquisición, y
causante de varias guerras religiosas, y de tantos males, que predica el amor y
lo que fomenta es el odio.
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