El pensamiento es tan variable
como la vida misma, que no sabemos lo que nos depara el mañana, y así como
hacemos planes o propósitos para el futuro, de improviso caen al suelo, como
los pétalos de una rosa deshojada por el viento.
Así cuando las ideas se agolpan
en nuestra mente, y conforman el pensamiento, que es el deseo de hacer una obra
o realizar un proyecto, se deben examinar los factores que tenemos en pro o en
contra y ver la factibilidad de transformar en realidad algo tan abstracto como
es la intención de materializar en hechos una idea nacida de un deseo de ser.
Generalmente cada fin de año
pensamos en mejorar nuestra persona, y expresamos una serie de compromisos, con
el fin de ser, en teoría, excelentes ciudadanos, y al poco tiempo, rompemos
nuestras promesas de ponernos a dieta, dejar de fumar, cambiar nuestra actitud,
ser más humildes, generosos, etc. Y en esta forma nos dejamos vencer por la
incongruencia entre el pensar y actuar.
Claro que hay excepciones, gentes
con una férrea voluntad, que hacen realidad sus propósitos. Por cierto, que el
pensamiento es sólo facultad del espíritu, es tan poderoso que puede cambiar el
destino de una persona, de un pueblo, una nación y un mundo. Si se hace realidad.
De esta manera los grandes
pensadores tuvieron la idea de la independencia y la libertad de los pueblos,
que habían caído en las garras del colonialismo español en esta América
muestra. En México inició la independencia Don Miguel Hidalgo y Costilla y
demás héroes que registra la Historia. En Sudamérica Sandino, Bolívar, Sucre,
etc. En Cuba, Martí. Todos ellos pusieron en práctica sus ideales, aterrizaron
sus ideas, fueron congruentes con sus hechos.
Yo sé que es muy difícil ser
esclavo de la palabra empeñada, del cumplimiento de las promesas, del
sacrificio hasta la muerte por sus ideales. Sólo los hombres extraordinarios,
como Jesús de Nazareth, que no pudo redimir a su pueblo con su ejemplo, fue
capaz de tal sacrificio. Es mentira que la sangre de éste, ni de ningún otro
mesías redima a nadie. En todas las guerras se ha derramado tanta, que si
pudiera reunirse llegaría a la boca de los caballos, como dijo el profeta.
Por otra parte tenemos muchos
ejemplos de falsarios de la verdad, que sería interminable nombrarlos. Pero voy
a enumerar algunos, en la inteligencia de que hay muy honrosas excepciones: Los
sacerdotes que no cumplen con el voto de castidad y no son representantes de
Dios y menos los pederastas y pedófilos. Los novios que se juran amor eterno
ante el altar y hasta la muerte y al poco tiempo se andan divorciando. Los
políticos, que cambian de color y nunca usan el rojo vergüenza, y menos cumplen
con sus promesas de campaña. Los enamorados que les dicen a sus novias y
novios: “Siempre te amaré”. “Nunca te olvidaré” “Te querré más allá de la
muerte”. “Demuéstrame que me quieres y me casaré contigo”, etc.
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