“Podrán cortar todas las flores,
pero no podrán detener la Primavera”, afirmó Pablo Neruda, el insigne Poeta
Chileno. Esto me recuerda cuando en la Edad Media la Iglesia Católica,
pretendió detener el Progreso, quemando vivos a los científicos, que con sus
descubrimientos contradecían sus dogmas irracionales, condenados por la “Santa
Inquisición”. No lo logró, porque renació con tal fuerza, que avasalló todo a
su paso. Es como la Electricidad, si le cierras el camino, se origina una
catástrofe.
Creyeron que exterminando al
hombre, muere la idea. Y es todo lo contrario, germina el pensamiento con tal
vigor, como cuando talas un árbol, de su tronco renacen una multitud de tallos.
Así es el Progreso, allana todo a su paso, y deja el camino libre de abrojos y
de espinas, para que el que quiera transitar por él, lo haga libremente.
Parodiando al Gran Neruda,
decimos que: “Podrán cortar mil cabezas, pero no podrán detener el pensamiento”,
porque el pensamiento es sólo facultad del espíritu, y es el mismo espíritu
planeando el Progreso al materializar el pensamiento, de lo que se deduce, que
el Progreso es obra sólo del espíritu hecho hombre.
Así vimos al hombre primitivo
salir de las cavernas, deambular por los bosques, aprender de los animales
copiando sus madrigueras, alentados por la Madre Naturaleza, manifestándose en
las tempestades, los temblores, etc., a producir el fuego, inventar la rueda,
fundir los metales, y fabricar herramientas y utensilios, descubrir la
agricultura, asentarse en villorrios, utilizar el vapor en la navegación, el
ferrocarril, producir la electricidad, la bombilla eléctrica, el telégrafo. El teléfono,
el automóvil, el avión, la radio, la televisión, los satélites, las naves
espaciales, el internet, etc., todo ello es obra del espíritu, que tardó en
llegar a la era moderna muchos millones de siglos, pero el Progreso es infinito,
y el espíritu eterno como su Padre, el Creador Universal Eloí.
Tenemos ese enorme progreso
material y no hemos aprendido a vivir en paz, la guerra sigue latente, y lo
peor del caso es que empleamos la Ciencia y la Tecnología y el Progreso en
general para fines bélicos, para masacrar sin misericordia, a los pueblos
árabes, para arrebatarles su petróleo, que tal parece es más importante que la
vida de niños, mujeres, jóvenes y ancianos. El Progreso no se detendrá jamás, y
la Civilización ya se avizora en el horizonte de la esperanza, de la
Fraternidad, impuesta por la misma Madre Naturaleza, que ya se cansó de
mantener en su seno a unos cuantos que se oponen a la redención de la Humanidad.
Recuerdo también aquella canción que dice: “Humanidad, hasta dónde nos vas a
llevar, en tu trágico sino, cuál será mi destino”. “Humanidad, yo de sangre te
he visto teñir, pobrecito del Mundo, pobrecito de mí”.
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