LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO DE DISENTIR
La Libertad de Expresión es uno
de los derechos del Hombre, dentro de la gama de derechos individuales, todos
derivados de la Ley de Libertad, que a la vez es una rama de la Ley Madre de
Amor, que actúa solidariamente con los decretos divinos, que rigen en el
infinito Cosmos dentro de la armonía y concierto que existe entre las miríadas
de mundos, cuya placenta es el Eter impalpable, sustancia única de donde
procede toda materia y Pensamiento del Creador Universal el Padre Eloí.
La Libertad de Expresión, es el
derecho que tenemos los seres humanos de disentir, cuando encontramos que los
conceptos filosóficos, religiosos y científicos riñen con la razón, y cuyo análisis cáe en el ámbito de la
falsedad y la mentira. Y es esa lucha entre el pensamiento humano discordante
con los principios armónicos de las ideas, lo que ha elevado el nivel cultural
de la Humanidad, para desechar los paradigmas ya obsoletos, que por un tiempo
prevalecieron y sirvieron como un peldaño ascendido en la infinita escala del
progreso universal.
Es imposible en la actualidad
exigir que los hombres transiten por los senderos del derecho, la justicia y la
razón, cuando la civilización está ausente de la conducta humana, porque apenas
somos un poco ilustrados, pues estamos dominados por las pasiones que nos
imponen la ignorancia, la ambición de poder y riqueza y la malicia en el humano
actuar, que conduce a la humanidad a la guerra permanente, en lugar de buscar
la paz, y se enseñorean en el mundo la violencia, la injusticia, el desamor y
el crimen en general, y en esta batalla se están compensando las pasadas culpas
y errores, que son faltas que hay que liquidar a nuestros acreedores, y éstos
también saldar las cuentas pendientes con la Creación.
Y he ahí el campo propicio para
señalar los principios errados
científicos y religiosos, habida cuenta que las ciencias han elevado el
progreso material de la humanidad a un grado superlativo, mientras sus cultores
tendrán que responder ante la Justicia Divina, por impulsar y usar ese progreso para la destrucción y el
genocidio, y es evidente que en los laboratorios los químicos están más
preocupados por descubrir combinaciones de gases y substancias letales, que
benéficas fórmulas, para aliviar padecimientos patológicos del humano ser.
En cuanto a las religiones, por
sus dogmas mueren, y como no son cosa, no pueden progresar ni manifestarse en
hechos positivos, viven por la fe ciega de sus creyentes, siendo la católica un
compendio de todos los ritos antiguos, y las sectas protestantes son un
apéndice de ella, por lo que tienen los mismos errores y vicios.
Por esto la Ley nos permite
expresar nuestras ideas, y debe ser el ariete que derrumbe las filosofías
arcaicas y dogmas científicos, como la supuesta descendencia del hombre del
mono. La creación del Universo, que dicen los hombres de ciencia, que aconteció
hace unos trece mil millones de años, cuando hubo una gran explosión de aquel
todo y sus fragmentos formaron las estrellas y todo el Universo, y de la “nada”
surgió la inteligencia que creó el movimiento universal. La navegación
interestelar que es imposible, la conquista del Universo. Etc.
En cuanto a la política, que es
el arte de gobernar y administrar a los pueblos, siempre habrá la crítica
constante, por los errores cometidos en el desempeño de la función pública,
debido a la corrupción existente.
Lo mismo, la Libertad de
expresión permite magnificar las acciones gubernamentales, por medio de la
adulación y el servilismo, lo que no es meritorio, porque cumplir con el deber,
es una virtud, más no es motivo para enaltecer al que devenga su sueldo con
responsabilidad y honradez. En cambio, el que lucha contra la corriente, expone
hasta la vida, porque lastima y penetra en la negra conciencia de aquellos
hermanos apasionados por las flaquezas humanas. Estamos ciertos en que llegará
el día en que obligados por la propia naturaleza, la mayoría de la humanidad se
hermanará y unirá por la fuerza del Amor y la necesidad, sin embargo el derecho
de disentir será imperecedero, y el libre albedrío también.
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