EL AMOR ES LA LEY UNIVERSAL

El Amor es solo uno, pero tiene varios grados. El primer grado del Amor es el Amor de Familia, pero para formar la Familia, es necesario la unión de dos seres de diferente género. Así que este es el amor carnal, donde hablan los sexos, no es el verdadero sentimiento que se percibe en el corazón y se analiza con la razón, es un amor brutal, si se quiere bestial, más sólo por él podemos perpetuar la especie, cumpliendo el mandato divino de la procreación humana, por lo tanto no es un pecado el uso de la carne si no se convierte en pasión o vicio.

En el Reino Animal, al que pertenecemos, vemos como se cumple la ley por entero, ellos se unen únicamente para procrear en el instante preciso sin excesos. sienten el celo natural de cada especie, no así en los humanos que constantemente el deseo sexual se manifiesta, y a veces se convierte en pasión desenfrenada, en un vicio.

Más sólo por este medio es posible formar la Familia, que es la base de la sociedad. Pero el amor familiar está encerrado en un círculo, que atañe sólo a los miembros de este núcleo humano, y se busca su bienestar únicamente, porque es egoísta  lo que es lógico y natural. Pero ante la ley divina no lo parece, ya que el amor debe manifestarse en todo el conglomerado social, cual si fuera una sola familia.

Cuando la sociedad adquiera otro grado de civilización, se llegará al segundo grado que es el Amor Ciudadano, que es un avance en la infinita escala del progreso, donde trasciende y las familias se ayudan entre sí, ya no mirándose como extraños sino como hermanos que somos. Sólo cuando la desgracia cáe en un sector de la población, entonces aflora la compasión, la ayuda espontánea, porque ya existe un sentimiento de conmiseración.

Más si toda una provincia o Estado se involucra en el amor aquí se manifiesta al tercer grado. Siendo el Amor Nacional, cuando toda una nación se fraterniza, y éste es el Cuarto Grado . Y si abarca toda la Tierra será el Quinto Grado, y en esta forma se llega al Amor Universal, que es la Ley que rige en toda la Cosmogonía, como afirmó  el Verbo Español Emilio Castelar: “Un mundo manda a otro mundo en su rayo de luz un ósculo de Amor”.