viernes, 22 de febrero de 2013

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO DE DISENTIR.


LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO DE DISENTIR
La Libertad de Expresión es uno de los derechos del Hombre, dentro de la gama de derechos individuales, todos derivados de la Ley de Libertad, que a la vez es una rama de la Ley Madre de Amor, que actúa solidariamente con los decretos divinos, que rigen en el infinito Cosmos dentro de la armonía y concierto que existe entre las miríadas de mundos, cuya placenta es el Eter impalpable, sustancia única de donde procede toda materia y Pensamiento del Creador Universal el Padre Eloí.
La Libertad de Expresión, es el derecho que tenemos los seres humanos de disentir, cuando encontramos que los conceptos filosóficos, religiosos y científicos riñen con la razón,  y cuyo análisis cáe en el ámbito de la falsedad y la mentira. Y es esa lucha entre el pensamiento humano discordante con los principios armónicos de las ideas, lo que ha elevado el nivel cultural de la Humanidad, para desechar los paradigmas ya obsoletos, que por un tiempo prevalecieron y sirvieron como un peldaño ascendido en la infinita escala del progreso universal.
Es imposible en la actualidad exigir que los hombres transiten por los senderos del derecho, la justicia y la razón, cuando la civilización está ausente de la conducta humana, porque apenas somos un poco ilustrados, pues estamos dominados por las pasiones que nos imponen la ignorancia, la ambición de poder y riqueza y la malicia en el humano actuar, que conduce a la humanidad a la guerra permanente, en lugar de buscar la paz, y se enseñorean en el mundo la violencia, la injusticia, el desamor y el crimen en general, y en esta batalla se están compensando las pasadas culpas y errores, que son faltas que hay que liquidar a nuestros acreedores, y éstos también saldar las cuentas pendientes con la Creación.
Y he ahí el campo propicio para señalar los principios errados  científicos y religiosos, habida cuenta que las ciencias han elevado el progreso material de la humanidad a un grado superlativo, mientras sus cultores tendrán que responder ante la Justicia Divina, por impulsar  y usar ese progreso para la destrucción y el genocidio, y es evidente que en los laboratorios los químicos están más preocupados por descubrir combinaciones de gases y substancias letales, que benéficas fórmulas, para aliviar padecimientos patológicos del humano ser.
En cuanto a las religiones, por sus dogmas mueren, y como no son cosa, no pueden progresar ni manifestarse en hechos positivos, viven por la fe ciega de sus creyentes, siendo la católica un compendio de todos los ritos antiguos, y las sectas protestantes son un apéndice de ella, por lo que tienen los mismos errores y vicios.
Por esto la Ley nos permite expresar nuestras ideas, y debe ser el ariete que derrumbe las filosofías arcaicas y dogmas científicos, como la supuesta descendencia del hombre del mono. La creación del Universo, que dicen los hombres de ciencia, que aconteció hace unos trece mil millones de años, cuando hubo una gran explosión de aquel todo y sus fragmentos formaron las estrellas y todo el Universo, y de la “nada” surgió la inteligencia que creó el movimiento universal. La navegación interestelar que es imposible, la conquista del Universo. Etc.
En cuanto a la política, que es el arte de gobernar y administrar a los pueblos, siempre habrá la crítica constante, por los errores cometidos en el desempeño de la función pública, debido a la corrupción existente.
Lo mismo, la Libertad de expresión permite magnificar las acciones gubernamentales, por medio de la adulación y el servilismo, lo que no es meritorio, porque cumplir con el deber, es una virtud, más no es motivo para enaltecer al que devenga su sueldo con responsabilidad y honradez. En cambio, el que lucha contra la corriente, expone hasta la vida, porque lastima y penetra en la negra conciencia de aquellos hermanos apasionados por las flaquezas humanas. Estamos ciertos en que llegará el día en que obligados por la propia naturaleza, la mayoría de la humanidad se hermanará y unirá por la fuerza del Amor y la necesidad, sin embargo el derecho de disentir será imperecedero, y el libre albedrío también.

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